domingo, 8 de abril de 2012

UNA ACTITUD PATERNALISTA. POR QUÉ LOS ESFUERZOS DE OCCIDENTE DE AYUDAR AL RESTO DEL MUNDO HAN HECHO MUCHO DAÑO Y POCO BIEN

En el post anterior, era una africana, con un curriculum nada desdeñable para al menos no escucharla o leerla que: Las ayudas al continente africano no son sólo inefectivas sino que causan daño a las economías de estos países. Estas ayudas crean dependencia y corrupción sin traer nada bueno a cambio”.





Ahora y en la misma línea, leyendo me he encontraba hace algún tiempo con el libro de un economista, William Easterly, 'La carga del hombre blanco' y algunos artículos sobre el mismo. Creo que también es una voz que al menos merece ser escuchada creo que por todos, pero mucho al igual que a la persona del post anterior, por quienes trabajan, colaboran o están de una u otra manera relacionados con el mundo de la cooperación.


Este hombre fue despedido del Banco Mundial. El pecado de Easterly, ahora director del Developtment Research Institute de la Universidad de Nueva York y reconocido experto en crecimiento económico y ayuda al desarrollo, fue un durísimo artículo escrito en 'Financial Times' cuando era asesor principal del grupo de investigación del propio Banco.

El Banco Mundial acusó a Easterly de una "violación ética" y le abrió una investigación

En él, afirmaba que, atendiendo a los hechos, es "evidente que el billón de dólares dedicado a ayuda desde los años  ha fracasado a la hora de alcanzar los resultados deseados.

"El África subsahariana no ha logrado emerger de una crisis que dura décadas. Asia sigue siendo el hogar de la mayoría de los pobres del mundo. América Latina sólo ha conocido un crecimiento bajo y errático. Oriente Medio no ha convertido su petróleo en desarrollo sostenido", aseguraba.

Una vez se le preguntó : "¿De haber estado al frente del Banco Mundial, usted se hubiera despedido?", él, defendiendo la misma línea que entonces, respondió sin duda : "sí, y a todos los demás".

En 2006, publicó el polémico libro que citaba antes, en él, con una aguda ironía, arremetía contra los macroproyectos totalizadores de ayuda al desarrollo y contra la idea, en la misma línea que los imperialistas británico del siglo XIX, de que Occidente puede salvar al resto del mundo de golpe. Sólo que ahora, en lugar de ser racista, o no tan racista, es más bien "paternalista".

Sobre todo porque, a su juicio, el dinero que llega a los países necesitados tiende a aumentar la corrupción y a que "los dictadores estén más tiempo en el poder" y llega menos de lo que debería a los que realmente está destinado.

Apenas un lustro después, la cantidad destinada a ayuda al desarrollo ya la cifraba en 2,3 billones de dólares.


Apostar por otros proyectos

Una década después, el mundo ha mejorado sustancialmente, y los datos de Naciones Unidas muestran que decenas de millones de personas han salido de la "pobreza", gracias sobre todo al desarrollo económico en China y la India. Pero la situación en África apenas ha cambiado, si es que no ha ido a peor.
El resultado es que tras medio siglo de proyectos macro, los enfoques 'micro', como los defendidos por el propio Easterly o el Copenhagen Consensus Center, que aboga por recetas muy concretas para hacer, en palabras de su director, Bjorn Lomborg, "el mayor bien posible con los recursos disponibles".

"Si tuvieras 50.000 millones de dólares para arreglar el mundo, ¿qué harías?", suele preguntar el danés. "¿Intentar curar el sida? ¿Combatir el cambio climático?" Son ideas nobles, pero poco realistas. Con ese dinero se podría hacer un bien increíble, pero si se aplicara en proyectos "racionales", como micronutrientes y suplementos vitamínicos para niños, aumentar la inmunización de los más pequeños o prevenir la malaria y los problemas cardiacos.

No son medidas tan emocionantes como cambiar el mundo, pero tras medio siglo de decepciones, quizás sea hora de intentar nuevos enfoques.