No, no me gusta la Navidad y eso que de niño/joven si que me
gustaba, me gustaba ese espíritu que creía entrever en la misma, pero ahora
creo que más era ese espíritu de niñez y de juventud en el que crees que las
cosas pueden ser y probablemente las cosas eran como las veía y sentía
entonces, los años quizás sean los que tengan la culpa, unidos al camino
recorrido por la vida hasta el momento al menos.
Pero con los años, me han ido gustando menos y cada vez
menos, hasta hoy, que ya no me gustan y de hecho si puedo me voy a sitios donde
no se celebren, lo cual no quiere decir que sea un cascarrabias que despotrica
todo el día contra estas fechas, al contrario, son unos días estupendos para
hacer vacaciones a finales de diciembre y primeros de enero.
No pretendo generalizar, nunca lo intento desde este ni
desde ningún medio, porque generalizar solo conlleva a la equivocación segura,
pero en mi convencimiento está que estas fechas que se acercan son las más
hipócritas y cínicas que celebra nuestra sociedad.
Todo se “baña”, adorna y decora de unos sentimientos, unas
palabras y unos gestos que quedan en la mayor superficialidad.
Estas
fechas, muchas de la veces, al pasar la mismas es similar a esa sensación de
regreso a la realidad que sentimos cuando se encienden las luces del cine al
terminar una película cuyo argumento nos ha atrapado y conmovido. Después, al
salir a la calle atestada de coches y peatones, el aire nos golpea el rostro y
todo vuelve a su tamaño natural. En ese momento tomamos conciencia de que lo
que ha sucedido no era más que una simple “película”, una “ficción”
No se porque a las cosas nos las llamamos por su nombre, me
cansa tanta “corrección política” en el hablar, en este tema tratado y en otros
tantos, quizás sea por lo que decía Gustave Le
Bon (sociologo francés): “Las voluntades débiles se traducen en discursos; las
fuertes en actos ”
No nací para la diplomacia
pero como dice Fito en una de sus canciones; “ Puedo escribir y no disimular. Es la ventaja de irse haciendo
viejo………..” y la verdad, es un gusto
oiga, decir lo que uno piensa, sin morderse la lengua, desde la educación, que
nos son cosas reñidas
Tal
vez mejor así pensaran algunos, ante el miedo a afrontar esa “guerra” individual, en la que cada uno
de nosotros, está obligado a rendirse cuentas a sí mismo y no puede delegar en
nadie, (superior o inferior) la responsabilidad y el resultado de sus propias
acciones, porque además para bien o para mal sabemos o al menos deberíamos saberlo, la última de las libertades humanas es la actitud que cada uno toma ante
cualquier circunstancia.
Quizás la
respuesta a todo sea la frase que leía en el libro El francotirador paciente: no sea que vivamos
en “Un mundo que hace tiempo erró el camino y no
tiene intención de enderezar su rumbo”
A todos,
que se que muchos, estos días los llenáis de sentido y a los que como yo no os
gusta la Navidad.
Feliz
NAVIDAD a unos y felices días de asueto a otros y a todos un abrazo de mi
parte.
Javier