sábado, 3 de diciembre de 2011

AL AUTOBUS, NOS VAMOS.

Un viaje en autobús, siempre puede ser una aventura, una experiencia siempre, de Kampala a Kitgum es un trayecto de 8 horas, si no hay ninguna incidencia, allí nunca importan los kms, las circunstancias, los “imponderables” pueden hacer que un viaje se alargue en el “tiempo”

Un hervidero de gente pulula en la estación de autobuses de Kampala la estación de autobuses de Kisenyi, ubicada en uno de los barrios más caóticos de la capital.  Llegar a ella implica sortear un sinfín de baches que durante esta época del año están llenos de agua de lluvia y barro, mientras el el “pater” Romano, quien siempre me acerca desde la casa de los Combonianos, mi seguro refugio cuando “paro” en la capital………..siempre me hace gracia la retahila de “ no puede ser, no puede ser, la ciudad de los agujeros” que el bueno de Romano va murmurando durante el trayecto, (la verdad hay algún que otro agujero, no bache, sería menospreciar al agujero, que si te “caes en él” no hay equipo de rescate que te encuentre, te puedes dar por perdido.

Sorteando los agujeros uno no ha de olvidar y dependiendo la hora aún más, me rio yo de las horas punta de aquí, una broma oiga, uno se las ve y se las desea para sortear las moto-taxis que parecen salir de hasta debajo de las piedras. Cada esquina es un improvisado mercadillo donde se trapichea con refrescos, bolsitas de cacahuetes, tarjetas de saldo de telefonía móvil y cualquier objeto imaginable que se pueda comprar o vender.

Un detalle que a uno le sorprende , agradece y le hace que pensar y esto me lo he encontrado como norma en Africa, no solo en Uganda, la dureza de la vida de sus gentes no merma su amabilidad, que derrochan con el “muzungu”.


He ido aprendiendo y me voy relajando cada vez que me planteo un traslado en autobús, mi “manía” de llegar con tiempo de sobra se va relajando, siempre existe un horario “oficial” de salida, el que me lleva de Kampala a Kitgum es a las 8 de la mañana………..salir hasta una hora y media más tarde no es inhabitulal…………si aún no se ha llenado el vehículo, para que salir, (en Africa no es extraño que el autobús no salga entanto en cuanto queden plazas), ves llegar a los pasajeros tranquilamente pasada la hora “oficial” de salida y al que ha llegado con tiempo, permanecer estoicamente sentado en el autobús, nadie se pone nervioso y nadie se altera. (Ojo!!! El viaje de vuelta siempre es más puntual en su salida Kitgum – Kampala, que no quiero reclamaciones)

Mientras tanto el  autobús se va cargando hasta limites inimaginables y con una “habilidad” y aprovechamiento que ya la quisiera yo, (me recuerda a mi niñez y mis padres, aquel Renault 4 que teníamos y unas vacaciones por delante, otro prodigio de ingeniería aplicada al espacio. Yo creo que es, era producto de brujería o magia).
Quizás alguien aún piense que la comida llevada a casa se un invento de los nuestros y de algún perpiscaz ideólogo de técnicas de venta, pues no, al entrar al autobús dentro hay un trasiego de vendedores ambulantes que ofrecen comida de todo tipo,  a precio de ganga medicinas que supuestamente curan de todo, desde la malaria hasta la impotencia,  posters de Gadafi con instantáneas de algunas de sus visitas a Uganda, mapamundis, peines, colonias, ropa………..todo un bazar en el interior y si eres algo más “sibarita” pides algo concreto de comer y alguien te lo trae, lo mismo ocurre entorno al autobús desde fuera, un sacar la mano y puedes conseguir casi todo. Un consejo, no dejéis de probar un chapati recién hecho por 600 chelines (unos 20 céntimos de euro), muy rico, pardiez.


Estamos todos?, ya no hay sitio, venga toca salir, el autobús se abre paso a duras penas por el caótico tráfico que a estas horas y a otras, o sea siempre llena las afueras de Kampala. Durante el viaje y a lo largo de su trayecto iremos parando aquí y allá para echar combustible, cargar mas bultos y abrir la portezuela a más pasajeros que van llenando el pasillo, durante el viaje a ambos lados del camino cortinas de maleza, bosques, pueblecitos bulliciosos, alineados sin mucho orden a ambos lados de la carretera y plantas de papiro y demás paisaje.




El viaje transcurrirá como corresponda y las circunstancias marquen, llegar a Gulu, no suele ser problemático, existe asfalto, de aquella manera en algunas zonas, pero “asfalto” al fin y al cabo, los últimos 100 km de Gulu a Kitgum, pueden ser más “emocionantes”, entramos en una pista y dependiendo de la lluvia que haya caído, las emociones aumentaran, pero llegar, he llegado siempre y a todas las partes………….siempre hay palas, cuerdas y utensilios varios para salir de quedarse empantanado.




 

Venga subiros al autobus que ya lo dijo Orson Welles: 
"Cuando se viaja en avión solamente existen dos clases de emociones: el aburrimiento y el terror."



 Si os animáis a ir, buen viaje.

martes, 29 de noviembre de 2011

AKII BUA, ÚNICO ATLETA UGANDÉS ORO OLÍMPICO

Africa es mucho, mucho más que las "noticias" que genera con cotidianidied, es mucho más que hambre, guerras, "pobres" y "devastación", es alegría y es deporte, Africa es famosa también por sus atletas, fundamentalmente por atletas del Magreb , keniatas y etíopes fundamentalmente sobre todo en las carreras de fondo, con magníficos palmeres.

Cuando he estado en etiopia, en Wukro más concretamente he disfrutado, ya que el atletismo ha sido mi dedicación de tiempo libre mucho tiempo y afición siempre, de correr y entrenar con chicos del pueblo, autenticas facultades en estado puro.

Ahora que "estoy" en Uganda, la imagen de gente corriendo por los caminos es extraña, si además eres blanco, te convierte en un “objeto curioso” al que todo el mundo mira, pero con la “humanidad” africana, todo el mundo saluda.(yo manteniendo mis hábitos locales, los de aquí, procuro no dejar de hacerlo allí, además me sirve "para acercarme" a la gente - blanco, que corre.........dificil no ser reconocido en algún lugar, lo que propicia la charla y si no hay prisa..............¿prisa en Africa?, creo que no está en su diccionario, cerveza y charla.................el deporte dicen, siempre ha unido a los pueblos, que en definitiva, están compuestos de personas.

Pero aquí “rescato” a un gran atleta ugandés, la única medalla olímpica obtenida hasta el momento por un atleta de este país, su nombre Akii Bua

Imagino que su nombré no sonará a nadie o casi nadie, su apogeo queda ya muy distante para los muchos amantes actuales del deporte, un héroe en su país allí por 1972.
Akii Bua nació en 1949, en Lira, una ciudad que no está lejos de Kitgum, (donde está el colegio Glory Special Needs Primary School , del que tanto hablamos por aquí) pertenecía a la tribu Lango y venía de una familia polígama con 42 hermanos.  Una vez muerto ya su padre, emigró con 16 años a Kampala,  capital ugandesa, intentando buscar un porvenir. Su predisposición atlética hizo posible que, simplemente después de un partido de 30 minutos, ingresara en el cuerpo de policía, el cual tenía una vibrante sección deportiva que, como en el caso de Akii Bua, estaba dispuesta a aceptar candidatos aunque no tuvieran muchos estudios.

Comenzó a especializarse en 110 metros vallas, pero su entrenador en 1968 le obligó a pasarse a los 400 metros obstáculos, ya que no era lo suficientemente rápido en la primera especialidad. Con poco esfuerzo y sin gran necesidad de entrenamiento, fue cuarto en los juegos de la Commonwealth. Se fue a vivir a Kabale, en la zona sur de Uganda caracterizada por sus montañosa orografía. Allí su rutina diaria era correr cuesta arriba 600 metros con un chaleco lleno de lastre y, con solo un minuto de descanso, volvía a repetir la distancia,  un atleta que estuvo entrenado vallas con barro y hierba blanda para coger mas fuerza porque antes no habia pistas de tartan en Uganda ( http://www.youtube.com/watch?v=hJcp_VG29NI  y ahora, vaya usted a saber las que puede haber y en que estado). Este ejercicio, realizado de manera completamente autodidacta, lo repetía dos veces al día, sabiendo que su objetivo eran los Juegos Olímpicos de Munich de 1972.

Allí consiguió una gloria hasta hoy única para el deporte ugandés. No sólo ganó la carrera de 400 metros obstáculos, sino que estableció un nuevo récord mundial de 47.82 segundos, siendo el primer hombre en bajar de los 48 segundos y el primer africano en ganar el oro en un evento de corta distancia.



Su vuelta a Uganda fue apoteósica: el entonces presidente Idi Amin lo agasajó con un ascenso en el escalafón, con una calle con su nombre, un coche y una casa.

Como suele ocurrir demasiado a menudo en el continente, los acontecimientos internos del país que siguieron poco después, con un Amín cada vez más excéntrico y peligroso en sus amenazas contra cualquiera que apareciera como rival político, no auguraban nada nuevo para el campeón que, por avatares del destino, pertenecía a la misma tribu del depuesto presidente Obote. Amín se empleó siempre con especial saña y crueldad contra los Lango y Akii Bua supuso con mucha razón que, llegado el momento, su fama de atleta laureado poco le podría proteger en la vorágine de un dictador cada vez más peligroso, sangriento e impredecible. Decidió dejar el país y, debido a la tensión de aquellos días, su mujer perdió el niño que esperaba. Su situación económica en aquellos momentos era tan precaria que ni siquiera tuvieron dinero para enterrarlo decentemente.
(Este riesgo o utilización política de deportistas no solo ocurre en Africa, os recomiendo leer “Correr” de Jean Echenoz – sobre otro gran atleta, este Checoslovaco, “la locomotora humana” – Emil Zátopek).

En su exilio de Kenia, fue descubierto por un ejecutivo de la empresa alemana Puma y él, que apenas había conocido variedad o lujo en su calzado de deporte, trabajó durante varios años en el departamento de márketing de la compañía.

Volvió a Uganda en 1983, pero el país había cambiado o quizás era que se dejaban sentir todavía las serias consecuencias del sangriento periodo de Amín. El caso es que tanto la policía como la sociedad civil ignoraron el legado de este atleta, que vivió en un estado de semi-pobreza, olvidado y enfermo, hasta su muerte en 1997, a la edad de 51 años.
En la ciudad de Lira se puede ver hasta el presente día un estadio “Akii Bua”, en decrépito estado.

Y hablar de atletismo "en estado puro" me trae recuerdos de amistad, compañerismo y rivalidad bien entendida, amaneceres corriendo por campos de Wukro (Ethiopia), junto a jóvenes de talento natural portentoso, en un pais, donde esto es "norma", por eso allí donde voy, mis zapatillas, siempre "cuelgan" de la mochila.

WUKRO - ETIOPIA

(Homenaje a todos los atletas que transitan cualquier tartán, asfalto, camino o campo en el mundo)

 
Nuestra pista, ¿quien necesita tartán ?                                                Marcando las "reglas de juego"



El grupo o como los atletas la llamamos "la grupeta"                 Su estilo, su clase.......natural, fluido........fácil



La "competición", el reto, el esfuerzo                                         La amistad, el compañerismo, todos......UNO



ATLETISMO