Aqui os publico un informe sobre la relación existente entre la energía y la pobreza, para los no versados demasiado en estos temas, les resultará un tanto denso y aburrido, no me cabe ninguna duda, pero siempre habra alguien que pueda estar interesado en el mismo.
Las ideas que de el se derivan son las mismas que de cualquier otro estudio sobre el tercer mundo: el primer mundo cada día accede a más servicios, muchas veces a costa del tercer mundo, este encambio no alcanza a los servicios mínimos de calidad de vida y la brecha se agranda y se agranda.
Las buenas palabras, las grandes ideas de los gobiernos de los paises ricos ahí están, las grandes corrupciones de los mandatarios del tercer mundo, evidentemente ahí estan también, y en medio siempre siempre los más desfavorecidos.
Mientras escribo estas líneas estamos en visperas de la cumbre de Copenhague sobre el medio ambiente, la verdad, soy pesimista, al primer mundo se le verá la cartera y el planeta, no lo olvidemos somos nosotros o peor nuestros hijos, lo pagaran, pero bueno demos una oportunidad a los "jefes"
Antes de entrar en la materia concreta quiero dejar dos frases entresacadas del artículo y que cada caual que la piense o la interiorice como mejor sepa o le parezca, pero la pobreza, lamiseria y las condiciones miserables de vida existen desgraciadamente para demasiadas personas, no cerremos los ojos, todos podemos hacer algo, de una forma u otra.
Nuestras mejores obras e ideas no deberiamos dejarlas a expensas del tiempo, mensajero proceloso de la desidia y la dejadez.
“Donde hay una voluntad hay un camino” (Tolkein)
Un saludo, Javier
ENERGÍA Y POBREZA
El objetivo del trabajo de cualquier persona ha de ser, sin lugar a dudas, hacer más feliz la vida de quienes le rodean. A las personas les han sido dadas la inteligencia, la energía y la voluntad. La inteligencia para diseñar, construir, aprovechar, respetar, utilizar, compartir la energía. La voluntad para dominarla, sujetarla: “Donde hay una voluntad hay un camino” (Tolkein). A una mente rica en ideas debe seguir una voluntad firme, decidida e innovadora.
Así, ante la contemplación, incrédula si se quiere, de que 2.000 millones de habitantes no disponen en el mundo de la energía necesaria para satisfacer sus necesidades básicas de alimentación y cobijo, parece ser evidente que los otros 4.000 millones no nos debemos quedar de brazos cruzados.
Energía y pobreza: el objetivo es erradicar la pobreza extrema y el hambre.
Conscientes todos los países de la preocupante realidad a la que nos enfrentamos, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó la llamada Declaración del Milenio en septiembre de 2000 tras la celebración de la Cumbre del Milenio en el seno de Naciones Unidas en Nueva York. Durante ese evento, 189 jefes de Estado y de Gobierno aprobaron poner en práctica una serie de políticas y estrategias para alcanzar los llamados Objetivos de Desarrollo del Milenio.
Estos objetivos se fijaron en función de resultados concretos a alcanzar antes del año 2015 y provienen de las Conferencias mundiales celebradas durante la década de los noventa. Están enmarcados en las áreas de bienestar económico, bienestar social y sostenibilidad del medio ambiente, y contemplan la promoción de alianzas internacionales a través de la participación democrática.
Cada objetivo contiene una serie de metas a alcanzar (18 en total) y se cuantifica a través de indicadores (48 en total) que permiten medir los logros alcanzados en los cuatro ámbitos señalados.
Los primeros siete objetivos hacen referencia a la erradicación del hambre y la pobreza; la educación primaria universal; la igualdad de género; la mejora del acceso sanitario prenatal y a menores de 5 años; la detención del avance y la disminución de la pandemia del
VIH/Sida; y el asegurar la sostenibilidad del medio ambiente. El objetivo ocho pretende promover la creación de una Asociación Global para el Desarrollo, a través de un compromiso firme que aúne recursos y voluntades entre países ricos y pobres. Para conseguirlo, es fundamental que los países ricos pongan en marcha políticas específicas en materia de Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD), comercio internacional y deuda externa.
Por su especial importancia y por su carácter global, destaca el objetivo uno, que se propone reducir a la mitad el porcentaje de personas cuyos ingresos sean inferiores a un dólar diario –la definición de “pobreza”- y reducir a la mitad el porcentaje de personas que padecen hambre.
No menos importante es el objetivo siete, que se formula en pos de la sostenibilidad del medio ambiente con la idea de incorporar los principios de desarrollo sostenible en las políticas y programas nacionales, invertir la pérdida de recursos del medio ambiente, reducir a la mitad el porcentaje de personas que carecen del acceso al agua potable y mejorar considerablemente la vida de por lo menos 100 millones de habitantes que sufren extrema pobreza, para el año 2020.
En 2000, sin embargo, no se cuantificó un objetivo para el acceso a la energía. La referencia expresa al “acceso a la energía” ha venido después, una vez que se tomó conciencia de que la energía tiene una relación directa y contrastada con la pobreza, con la salud y con el medio ambiente.
Durante mucho tiempo no se le prestó la debida atención a la energía en el fomento del desarrollo sostenible1 en el ámbito internacional. La constatación de que la energía desempeña un papel protagonista en los tres campos del desarrollo sostenible: social (lucha contra la pobreza), económico (seguridad del abastecimiento) y ambiental (protección del medio ambiente), trajo consigo, a su vez, el reconocimiento de que el sector de la energía posee una importancia fundamental dentro de la cooperación con los países en desarrollo, ya que problemas como, por ejemplo, el acceso limitado a las fuentes de energía, una utilización muy intensa de la biomasa tradicional y la dependencia de fuentes de energía importadas frenan considerablemente el desarrollo social y económico de esos países y tienen importantes repercusiones sobre el medio ambiente.
El impacto climático producido por los gases de efecto invernadero en los procesos de transformación de energía mediante técnicas de combustión, es de tipo global, con consecuencias en todo el planeta e independientemente de donde se producen. Esta constatación llevó a la comunidad internacional a firmar en 1997 el Protocolo de Kyoto en la ciudad japonesa que le dio su nombre. El Protocolo, que entró en vigor en febrero de 2005, aporta a la comunidad internacional un instrumento de lucha contra el cambio climático a través de los llamados mecanismos de flexibilidad (desarrollo limpio y aplicación conjunta) que permitirán, mediante la realización de proyectos limpios, obtener los créditos que faciliten a los Estados el cumplimiento de sus obligaciones en el marco de este acuerdo.
En referencia al Protocolo de Kyoto, el Secretario General de Naciones Unidas, en su informe de seguimiento de los resultados de la Cumbre del Milenio, en 2002, señaló que los Estados Miembros deberían adoptar medidas con las que cumplir los compromisos que adquirieron en Río de Janeiro en 1992, en la llamada Cumbre de la Tierra, en la cual se definió el concepto de “sostenibilidad”. “He instado –dice en su informe-, a los Estados Miembros a que otorguen prioridad en 2002, a medida que se acerca la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible, a cinco esferas fundamentales: el agua y el saneamiento, la energía, la salud, la agricultura y la diversidad biológica. Se debe usar de un modo más eficiente la energía y se debe obtener, cada vez en una proporción mayor, de fuentes renovables. Si a lo anterior le añadimos, como es preciso, la financiación necesaria para avanzar, entonces el compromiso de adoptar medidas encaminadas a conseguir esas cinco prioridades nos ofrecerá a los seres humanos la posibilidad de reconstruir nuestro preciado planeta y de vivir en una prosperidad sostenible que disfrutemos no sólo nosotros, sino también nuestros hijos.”
En 2002, tras la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible celebrada en Johannesburgo, el Plan de Aplicación acordado en la misma compromete explícitamente a los signatarios a una gestión responsable y equitativa de los recursos de la tierra, como parte de las actividades más amplias para lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio. También se subraya el papel fundamental que corresponde al sector privado y a las asociaciones público-privadas, para abordar problemas ambientales, desde la protección de la biodiversidad hasta las energías renovables. Muchas de esas asociaciones se están poniendo ahora en práctica, proporcionando modelos para la acción futura.
Sin embargo, como dijo el Secretario General de Naciones Unidas, Kofi Annan, nada puede hacerse sin el apoyo de los gobiernos y la participación de los ciudadanos: “Naciones Unidas -dijo- no conseguirán por sí solas los objetivos del milenio. Estos han de alcanzarse en cada país con el esfuerzo conjunto de sus gobiernos y sus ciudadanos”.
La Unión Europea presentó en la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible una iniciativa sobre la energía cuyo efecto principal es el de posibilitar que aumente la ayuda económica destinada al sector de la energía en los países en desarrollo. Esta iniciativa forma parte del objetivo principal de desarrollo de la Declaración del Milenio de reducir a la mitad el número de personas que viven en una pobreza extrema para 2015. La iniciativa europea dice que se tomarán medidas en el ámbito nacional, regional e internacional en cooperación con todos los interesados, tanto públicos como privados.
En su iniciativa, la Unión Europea formuló unos objetivos a largo plazo con cinco recomendaciones para su cumplimiento:
1) Incluir la energía entre los elementos horizontales de los programas de ayuda al desarrollo de la UE.
2) Ampliar el apoyo institucional, la asistencia técnica y la creación de redes. Estas medidas tienen como objetivo el de dar a los países en desarrollo la capacidad de poner en práctica sus decisiones sobre energía y comprenden iniciativas como el envío de expertos de la UE a esos países o las ayudas a la formación.
3) Establecer una reglamentación general y mecanismos financieros innovadores como medio esencial para obtener capital privado. Comprende medidas como, por ejemplo, las asociaciones público-privadas.
4) Estimular la cooperación regional.
5) Mejorar la coordinación dentro de la UE y con las demás organizaciones financieras internacionales. La Comisión propuso también que un organismo internacional coordinase y fuera responsable del análisis y la gestión de los datos estadísticos de la situación en los países en desarrollo.
Estos criterios son compartidos también por la cooperación española a través de su Plan Director. En el documento sobre energía del Plan Director 2005-2008 se reconoce que la energía, tanto en su forma primaria (combustible) o secundaria (electricidad), es un elemento clave para la erradicación de la pobreza y, consecuentemente, se considera conveniente que los planes de cooperación internacional tomen en consideración el suministro de energía para posibilitar condiciones aceptables de habitabilidad, salud y enseñanza en las comunidades que carecen de ella.
Energía para todos: el acceso universal: ¿utopía o realidad?.
En el informe sobre desarrollo Humano 2004 del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) se pone de manifiesto que más de 2000 millones de personas no tienen acceso a la electricidad ni a los servicios que proporciona, como son, entre otros, la iluminación, la refrigeración, las telecomunicaciones y la energía mecánica.
El acceso a la energía por si misma no reducirá la pobreza, pero la falta de acceso es una condición negativa que limita las posibilidades de desarrollo.
El acceso a la energía y también al agua, puede marcar la diferencia en la calidad de vida de la gente y mejorar las condiciones de sostenibilidad de los grupos humanos. En concreto, el acceso a la energía está relacionado con la mejora de la salud de las familias, que, por poner un ejemplo, ya no tendrían que cocinar quemando leña en el interior de sus viviendas, con el consiguiente descenso de enfermedades respiratorias en los niños. O el acceso al agua supone que las mujeres, que son quienes tradicionalmente se desplazan en busca de agua, puedan disponer de más tiempo para dedicarlo a otras actividades que a la larga tendrán un impacto beneficioso económico y social en su comunidad.
Surge, así, la necesidad de realizar un esfuerzo a nivel mundial dirigido a erradicar la pobreza, dentro del cual el acceso a la energía, por su impacto en el desarrollo integral de los pueblos, debe de ser especialmente considerado.
El servicio universal de la energía no debe ser una utopía; pero alcanzarlo exigirá un gran esfuerzo, a realizar por los países, empresas, instituciones nacionales e internacionales, ONG´s y todo hombre o mujer de buena voluntad.
Una vez que la Cumbre Mundial de Desarrollo Sostenible de 2002 reconoció, como se ha dicho, que el acceso a la energía y al agua son, entre otros también mencionados, objetivos prioritarios para combatir la pobreza, debemos preguntarnos qué hacer para lograr alcanzar dichos objetivos y cuales son los obstáculos que se interponen en nuestro camino.
Definir las barreras al acceso universal a la energía es el primer paso para combatirlas. Se trata obstáculos financieros, políticos, institucionales y regulatorios.
Según el PNUD, las prioridades energéticas se apoyan en cuatro áreas temáticas, que son las siguientes:
• El fortalecimiento de los marcos políticos nacionales para apoyar la reducción de la pobreza y el desarrollo sostenible.
• La promoción de los servicios energéticos en las áreas rurales para apoyar el crecimiento y la equidad.
• La promoción de las tecnologías energéticas limpias para el desarrollo sostenible.
• El incremento del acceso a fuentes de financiación para energíassostenibles.
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Además, habría una quinta área horizontal que sería el análisis y el asesoramiento global en todas esas materias.
Pero, ¿cuál es la radiografía de la falta de acceso a la energía y al agua?. El 99% de la población sin acceso a la energía vive en los países en desarrollo y de ellos, el 80% habita en zonas rurales. Las zonas más desatendidas son el África Subsahariana, donde el 77% no tenía acceso a la energía en el año 2000 y el sur de Asia, donde el 59% de habitantes estarían excluidos de dicho acceso según datos de 2000.
Aunque en las zonas urbanas la situación iría evolucionando favorablemente, incluso en África y en el sur de Asia, donde un 65% de los habitantes cuentan con acceso, se puede decir que en las áreas rurales el progreso ha sido muy escaso. En cuanto a América Latina, si bien en el ámbito urbano el acceso a la electricidad se estima en el 98%, en el rural se reduce hasta el 51%.
Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), en su publicación World Energy Outlook de 2002, de los 21 países que tienen más del 50% de su población en el umbral de la pobreza, es decir, con rentas menores a 2 dólares USA diarios, y una cobertura de electricidad menor al 60%, 15 son de África Subsahariana y 6 son de Asia.
Según datos de la UNESCO, África cuenta con los niveles más bajos de cobertura de abastecimiento de agua y saneamiento del mundo (64% y 60%, respectivamente) y presenta grandes desigualdades por lo que a la disponibilidad de agua a lo largo de su territorio se refiere. En los últimos diez años, casi un tercio de las catástrofes relacionadas con el agua han tenido lugar en África, provocando daños y pérdidas económicas por miles de millones de dólares y cobrándose numerosas vidas humanas. Los problemas de salud derivados de las enfermedades diarreicas relacionadas con el agua, el saneamiento y la higiene inadecuada son 240 veces superiores en África que en los países de elevados ingresos.
Esta situación de escasez contrasta con la abundancia del primer mundo, poniendo de manifiesto las desigualdades existentes entre el mundo desarrollado y el mundo en desarrollo. En energía, el 65% de los recursos energéticos se encuentra en los países de Oriente Próximo y en países en desarrollo, mientras que los medios de producción pertenecen casi por entero a los países ricos. Sin embargo, el 65% de la población que tiene acceso a la energía sólo dispone de 180 W.
Un ejemplo práctico puede ser útil para entender estas diferencias: una familia del Sur de la India compuesta por ocho miembros consume una media de 10 Kg de madera al día y 17 litros de agua por persona y día. Por supuesto, en la recogida del combustible la familia emplea tiempo (de dos a seis horas al día en recoger la madera; una hora y media en hacerse con el agua, que también va destinada al ganado), que comprende desplazamientos y la participación de todos los miembros de la familia, sobre todo de las mujeres, con el consiguiente impacto de género que ello conlleva, e incluye a los niños en edad escolar. Frente a esta realidad, debemos ver cómo se desarrolla una jornada cualquiera en un país desarrollado: una familia de tres personas norteamericana consume tanto petróleo en la actualidad como lo hacía en 1973 y sus necesidades de consumo eléctrico van aumentando a razón del 5% por año. Su consumo de agua equivale a 300 litros por persona y día, además de lo cual la familia posee aire acondicionado, varios televisores y numerosos electrodomésticos grandes y pequeños. Cada miembro de la familia tiene su coche (forman parte del 20% de las familias que tienen 3 ó más coches) y lo usan cada día para ir y volver a sus trabajos y estudios.
¿Es este un modelo de desarrollo sostenible?. ¿Cómo romperestas desigualdades y combatir la pobreza?.
Según datos del World Energy Council (WEC) se calcula que las inversiones necesarias para alcanzar el servicio universal de energía, partiendo del escenario de carencias que tenemos en la actualidad, serían del orden de 22.000 millones de Euros durante 30años cada año, es decir, un 6,7% de incremento sobre el nivel actual.
Además, si las nuevas conexiones eléctricas se fueran efectuando conforme a los criterios de las décadas pasadas, se tardaría cien años en procurar el acceso universal en el África Subsahariana y al menos cincuenta años en hacerlo en el Sur de Asia. En estas dos zonas, África Subsahariana y Sur de Asia, se encontrará el mayor número de personas sin acceso a la electricidad entre 2025 y 2030.
Si no se adoptan medidas contundentes y rápidas por parte de la comunidad internacional, se corre el riesgo, como ha expresado públicamente el Banco Mundial, de que los objetivos del milenio no se cumplan nunca. El gran reto es la movilización de los recursos financieros que existen en los países desarrollados, ya que muchos países en desarrollo tienen problemas de acceso al capital por razones políticas o institucionales o ambas a la vez. En algunos países se unen los riesgos políticos a la ausencia de marcos institucionales adecuados y procedimientos legales pertinentes, prevaleciendo la arbitrariedad en los comportamientos del sector público. Todo ello repercute en un retraimiento de la inversión y paraliza la ejecución de proyectos.
A pesar de todo, existe consenso en la comunidad internacional sobre la necesidad de movilizar los recursos financieros públicos y privados para el desarrollo. Según WEC, los mercados internacionales de capitales no pueden financiar más del 15% de las inversiones energéticas globales y las instituciones financieras internacionales no cubrirían sino entre el 2 y 3% de las necesidades financieras del sector energético. Esto significa que el resto debe provenir de fuentes nacionales y regionales.
El escenario presente no es, sin embargo, muy alentador, ya que la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) proveniente de los países ricos y en particular, de la UE, ha ido disminuyendo en los últimos años, así como también han disminuido las inversiones privadas.
Aun así, siguiendo al WEC, habría una serie de prerrequisitos que serían de aplicación en el sector de la energía a fin de fomentar las inversiones de un modo sostenible. Estos prerrequisitos son:
• Establecer tarifas realistas que cubran todos los costes de la generación eléctrica, así como del transporte y de la distribución.
• Luchar contra las pérdidas no técnicas y contra los impagos de facturas. Estos dos elementos juntos representan más del 50% de los costes totales de los suministradores en algunos países en desarrollo.
• Eliminar subsidios perniciosos.
• Definir claramente las reglas de acceso de terceros a la red y de uso de las redes y de las infraestructuras energéticas, sobre todo en gas y electricidad.
En particular, los expertos han estudiado en qué medida afectan los subsidios energéticos al acceso universal. En los países en desarrollo se ha llegado a identificar de una manera muy certera cuales son los elementos que deben estar presentes a la hora de aplicar un sistema de subsidios, concluyendo que este debería de ser transparente, limitado en cantidad y en cuantía, compatible con el presupuesto nacional y controlado en cuanto a sus destinatarios.
Está claro que hacer efectivo el acceso a la energía presupone contar con las infraestructuras energéticas adecuadas. Como se dice en la Comunicación de la Comisión Europea al Consejo y al Parlamento Europeo, de 17 de julio de 2002, relativa a la cooperación en materia de energía con los países en vías de desarrollo (COM 2002) 408 final, no publicada en el DOCE) el desarrollo de infraestructuras energéticas regionales permitirá conseguir economías de escala, sobre todo, en los países en desarrollo más pequeños.
La creación, y gestión de infraestructuras compartidas reducirá los costes de las transacciones y aumentará la competitividad. No obstante, esta no es siempre la solución adecuada, ya que el consumo energético varía mucho de un país a otro. También hay que prestar atención a la creación de infraestructuras nacionales, ya que algunos países en desarrollo no disponen aún de una red nacional suficiente.
Vistos los obstáculos al acceso universal a la energía, ¿está en nuestra mano el poder adoptar soluciones?.
¿Existe una solución al problema de la falta de acceso a laenergía?. El reto tecnológico.
Existe amplio consenso en afirmar que para lograr el acceso universal a la energía, no deberíamos renunciar a ninguna tecnología, ya que todas son, en principio, necesarias para resolver este grave problema. Las extensiones de red, los grupos diesel, la generación distribuida o las energías renovables deberían ser, todas ellas, tomadas en consideración.
En particular, en las zonas rurales es necesario estudiar la aplicación de nuevas tecnologías que puedan ser las más eficientes.
También puede ser eficiente la utilización de sistemas híbridos que contemplen la utilización de energías renovables “clásicas” como la fotovoltaica, la eólica, la solar y la biomasa. Además, está imponiéndose, cada vez más, un enfoque amplio de la cuestión, integrando el desarrollo de las áreas rurales con otros aspectos también relativos al mismo, en lo que se ha llamado las Plataformas de Infraestructuras Integradas, consistentes en ofrecer servicios combinados de electricidad, purificación y tratamiento de aguas, telecomunicaciones, sanidad, educación; todos ellos unidos y financiados en un único sistema integrado.
Por otra parte, frente a la tradicional generación energética, centralizada en un punto determinado para su posterior transporte y distribución a través de redes que exigen inversiones muy intensivas en capital, surge, gracias a las nuevas tecnologías, el concepto de la generación distribuida, que permite que la generación se efectúe en el mismo lugar en donde se consume, lo que puede suponer un ahorro económico importante y así facilitar el acceso a la energía en zonas rurales o aisladas.
Por tanto, cuando se habla del acceso a la energía en los países pobres, nos debemos preguntar cual es la mejor tecnología disponible (Best Available Technology (BAT), según sus siglas en inglés) y esta mejor tecnología debe desarrollarse y utilizarse de la manera más compatible con el medio ambiente.
Además, no debemos olvidar que estamos consumiendo los recursos fósiles a una velocidad un millón de veces superior a la que tardan en producirse. La mayoría de los países industrializados, que llevan contaminando mucho más tiempo y con mayor intensidad por persona, han empezado a adoptar medidas para reducir sus propias emisiones. Pero también se está tomando conciencia de que ha de ayudarse a los países en vías de desarrollo para que puedan adoptar formas de generación energética sostenibles. De lo contrario, estos países pronto entrarán a jugar un importante papel en el cambio climático. La Agencia Internacional de la Energía de la OCDE ha previsto un escenario de referencia en el que se calcula un aumento del 60% en las emisiones de CO2 para el año 2020, un tercio de las cuales estarían originadas en los países en desarrollo.
Por tanto, vamos comprendiendo que las emisiones de gases de efecto invernadero originadas por la conducta humana no van a disminuir sin un cambio en la demanda energética tanto de los países desarrollados como en los países en vías de desarrollo.
Sin embargo, de momento no tenemos alternativas claras al petróleo que generen la cantidad necesaria de energía para ir más allá de donde estamos hoy; para asegurar el acceso a la misma a toda la población mundial. Aún así, estamos obligados a procurar extender el acceso a la energía a aquellos que carecen de ella.
Actualmente los países en desarrollo suelen utilizar más el carbón y algunas energías renovables (en concreto, la biomasa tradicional) que el petróleo, el gas o la energía nuclear. No obstante, según las previsiones efectuadas, la energía nuclear, el gas y el petróleo en particular están destinados a desempeñar un papel más importante en el futuro. Respecto de la biomasa, aunque según algunos se producirá en el futuro un descenso de su uso, sin duda continuará siendo muy utilizada en los países más pobres. Actualmente se utiliza más en los países en desarrollo que en los países industrializados, pero suele tratarse de fuentes como la leña para calefacción, que entrañan un riesgo para el desarrollo sostenible, como lo es la deforestación, por ejemplo, y para la salud humana.
Por tanto, la realidad mundial nos recuerda que los combustibles fósiles suponen en la actualidad y así seguirá en el corto y medio plazo, la primera fuente de energía. El carbón es el combustible fósil más abundante, disponible precisamente en muchos de los países en desarrollo, su coste es bajo y es fácilmente intercambiable en el mercado internacional. En contraste con las energías renovables, la contribución de los combustibles fósiles al suministro mundial va a continuar en aumento. Se estima que hacia 2025-2030, la participación de las energías renovables a nivel mundial será del 1 al 2%. Frente a este dato, los combustibles fósiles suponen ya hoy el 80% de la energía primaria mundial.
Así pues, como se contempla en la Comunicación de la Comisión Europea al Consejo y al Parlamento Europeo, de 17 de julio de 2002 relativa a la cooperación en materia de energía con los países en vías de desarrollo, la transferencia de tecnologías y la obtención de las condiciones necesarias a las mismas son imprescindibles para el desarrollo de estos países. Las tecnologías relacionadas con el carbón limpio, las energías renovables, la eficiencia energética y la seguridad nuclear tienen una importancia particular a este respecto. La asistencia técnica para garantizar la seguridad nuclear es uno de los temas prioritarios en el sector de la energía nuclear. Además de garantizar un nivel de seguridad elevado, se considera que podría contribuir a atraer las inversiones privadas a este sector.
En cuanto a las energías renovables, y al contrario que en la Unión Europea, no hay una política específica de desarrollo de dichas energías renovables en los países en desarrollo, que suelen resultar bastante caras. Para apoyar el desarrollo de esas fuentes, hay que ayudar a los países a acceder a la tecnología, sostener la elaboración de unas normas jurídicas generales e introducir mecanismos financieros favorables.
Sin embargo, hay que traer aquí las consideraciones del WEC, que muy acertadamente ha matizado que los retos relativos al acceso a la energía, no sólo dependen de cuestiones técnicas o tecnológicas, sino que también cuentan las consideraciones políticas y estratégicas. Un ejemplo magnífico lo tenemos en nuestro propio país, en el que el sistema de primas a la producción de energías renovables que se viene poniendo en práctica desde hace unos años, está dando importantes frutos, sobre todo en lo que a energía eólica se refiere, ya que España ocupa ya el segundo lugar mundial en potencia eólica instalada .
Es necesario que los países desarrollados nos impliquemos al máximo en el reto de afrontar la lucha contra la pobreza a través, entre otros medios, del acceso a la energía. Las acciones de los países desarrollados y de las instituciones multilaterales deberán ser compartidas por los países en desarrollo a los que estas van dirigidas. Puede que ejecutar un proyecto en un país del sur sea relativamente sencillo. Lo complicado es hacer ese proyecto sostenible y lograr que propicie un verdadero desarrollo económico y social de la comunidad a la cual va dirigido. Debemos entender que el acceso a la energía de los más pobres debe ser también un suministro confiable y sostenible desde el punto de vista económico, financiero y medioambiental.
La educación, punto de partida, punto de llegada.
El acceso a la energía de forma sostenible, es decir, vinculando el campo social con el ambiental y el económico será una realidad que precisará de otra realidad básica: la educación. Aquí está el gran reto que Energías Sin Fronteras no quiere, ni puede, ni debe soslayar. Educar para construir, educar como punto de partida, educar como objetivo de llegada.
Pobreza y falta de conocimientos es lo mismo, si no hay conocimientos no hay futuro. Nuestras mejores obras de desarrollo quedarán a expensas del tiempo, mensajero proceloso de la desidia y la dejadez. Sin mantenimiento no habrá persistencia de la instalación y el mantenimiento requiere conocimientos y éstos educación.
Las tecnologías energéticas, propias de los países desarrollados, propias de una cultura tecnificada, fruto de siglos de trabajo callado o ruidoso serán eficaces si son explicadas y entendidas. Tal vez haya que recurrir a tecnologías “intermedias” que no requieran unos conocimientos amplios; pero siempre será necesaria la educación.
La educación es punto de partida. Al inicio de un proyecto de desarrollo nos planteamos sus aspectos educativos: ¿qué enseña?, ¿qué tenemos qué enseñar?, ¿cómo lo tenemos que enseñar?, ¿dónde, en qué condiciones?.
Pero también es un punto de llegada. Tenemos que llegar a enseñar. Los significados de la palabra “educere” o “educare” nos hablan de conducir, guiar, llevar de un lugar distinto al inicial al educando. El inicio es la falta de energía, el final es el conocimiento de una tecnología para aprovechar esa energía; el uso racional de la misma sólo será sostenible si la educación se ha llevado a cabo.
Sin embargo, en ningún caso, esa educación debe ser una escoba que barre todo lo anterior. La educación debe ser tremendamente respetuosa con el medio en el que se implanta. Ha de guiar a un punto distinto, mejor, pero no romper todo lo anterior.
Complementarlo, arroparlo, llenarlo de armonía, ordenarlo hacia el bien, hacia la respuesta a una necesidad ya comentada: energía contra pobreza.
En este tema la formación profesional en los países en desarrollo juega un papel muy importante pues permite preparar profesionales que mantengan adecuadamente las instalaciones que se instalan por las ONG´s de países desarrollados.
La Responsabilidad Social Corporativa
Se hace necesaria e imprescindible la colaboración entre los diferentes agentes que están involucrados en el sector energético. El acuerdo entre empresas eléctricas y organismos oficiales, tanto nacionales como internacionales es preciso: reguladores, operarios privados, ONGs, organismos multilaterales, empresas afines y responsables políticos (en sus cuatro facetas, la legislativa, la ejecutiva, la tecnológica y la educativa) deben trabajar de forma coordinada, ocupando cada cual su papel y tratando de abandonar protagonismos propios para trabajar en conjunto. Y es que solamente un trabajo conjunto va a proporcionar resultados positivos y facilitar un servicio universal de la energía de forma sostenible. Es preciso, en esta línea, el acuerdo total para conseguir que las tres componentes del desarrollo sostenible (la social, la económica y la ambiental) se conjuguen en los intereses públicos y privados, al servicio de los pobres, buscando como objetivo el servicio universal.
Conclusiones
La energía como medio fundamental para la erradicación de la pobreza
La utilización creciente de la energía está inversamente asociada a
1. La energía se configura como un requisito previo para alcanzar el bienestar social a través del acceso a servicios de educación, salud y creación de valor.
2. La sostenibilidad energética pasa por pautas de ahorro energético en los países desarrollados.
3. Con los sistemas actuales de subsidio los más pobres no se benefician al no estar ni siquiera conectados a redes. Falta estructurar el subsidio al acceso. autónomas.
4. Convendría revisar los criterios de elegibilidad de los proyectos financiados por los organizamos multilaterales para favorecer a las zonas aisladas.
El servicio universal en las regulaciones energéticas
El servicio universal de la energía debe entenderse como objetivo
1. El objetivo del servicio universal de la energía debe potenciarse de forma que se le dé una respuesta asumible en el tiempo.
2. La creación de “mapas de países” con los planes de electrificación rural es una línea de trabajo muy necesaria que ya se está desarrollando.ctrificación de zonas aisladas.
3. Es necesario que las reformas de privatización y liberalización de infraestructuras se concilien con el acceso a la energía de los más pobres, creando los mecanismos adecuados para ello. revenir los malos usos de la
4. La obtención de recursos para el suministro de energía a los pobres, debe tener respuesta en las regulaciones energéticas de cada país.
Las nuevas tecnologías y la gestión de los proyectos
Cada parte de un proyecto, tecnología, logística, formación, creación de empleo, operación y mantenimiento,.. debe enmarcarse en el entorno en el que se desarrolla teniendo entre todas ellas una interrelación estrecha. En concreto es clave la adopción de tecnologías adaptadas y confiables, de cara a minimizar inversiones y costos de operación y mantenimientola salud.
Deben potenciarse en todo caso, aquellas fuentes asociadas al territorio y a la sociedad donde se van a implantar. Aprovechando en todo lo posible, recursos cercanos, renovables y viables.
El crecimiento de los pequeños proyectos de abastecimiento obliga a pensar en los caminos de “enganche” al sistema eléctrico general y al modelo de tarifas asociado.
Experiencias y resultados.
Las empresas energéticas, en razón de su Responsabilidad Social
En los proyectos de desarrollo energético, la colaboración entre ONG,s, Administración y empresas es fundamental. Las empresas tienen un papel clave por su conocimiento técnico y gerencial necesario el aumento de su base de clientesento en el uso de sus redes
En los planes de electrificación rural lanzados hay barreras entre las que cabe destacar: la discontinuidad de la gestión, la dispersión de esfuerzos en múltiples organizaciones que interactúan con los proyectos y la falta de definición de la obligación de operación y no.
La falta de agilidad de las administraciones son un freno al adecuado desarrollo de los planes de electrificación.
Decálogo: Energía para todos.
El acceso a la energía, por su impacto en el desarrollo integral de los pueblos, debe ser considerado un derecho básico de las personas.
El servicio universal de la energía, no debe ser una utopía. Alcanzarlo exigirá un gran esfuerzo a realizar por países e instituciones.
Dimensionar las necesidades de abastecimiento energético, exige conocer previamente las capacidades organizativas, tecnológicas, financieras, medioambientales y regulatorias en cada entorno.
Los marcos regulatorios energéticos se presentan como la herramienta más eficaz para disponer coordinadamente de los medios organizativos y económicos necesarios para hacer realidad el servicio universal.15
La excepción de la energía debe estar dirigida a conciliar los procesos de excepción son industrial basados en la liberalización, privatización y mercado con la defensa de las excepciones básicas de energía de todos los grupos sociales sin excepción.
Las fuentes de energía renovable, además de ser respetuosas con el medio ambiente, son capaces de utilizar energías primarias autóctonas, brindándonos capacidades reales para hacer llegar el servicio energético a entornos aislados de difícil electrificación a través de la extensión de la red.
La cooperación entre los distintos agentes, públicos y privados, implicados en la implantación de los nuevos medios energéticos y la participación activa de los grupos sociales, son condiciones necesarias para dar respuesta a los problemas de acceso a la energía.
Los países más industrializados deben estar directamente involucrados en la financiación de proyectos que permitan avanzar hacia el servicio universal de la energía, a través de los planes de cooperación.16
La cooperación internacional en el ámbito energético ha de ser potenciada como vector básico de desarrollo y apoyo imprescindible de la práctica totalidad de cualquier otra línea básica de cooperación como la salud, la educación o el suministro de agua.
Las instituciones multilaterales deben encaminar sus esfuerzos en materia de energía al conocimiento de las necesidades, desarrollo de proyectos, búsqueda de financiación, enseñanza de las nuevas tecnologías y garantía de sostenibilidad de las soluciones energéticas.
ES URGENTE PROMOVER LA ACCIÓN COORDINADA DE RESPONSABLES POLÍTICOS, REGULADORES, ORGANISMOS DE COOPERACIÓN, EMPRESAS E INSTITUCIONES SOCIALES, CON EL OBJETIVO COMÚN DE EXTENDER EL SUMINISTRO DE FORMAS RACIONALES DE ENERGÍA A TODAS AQUELLAS PERSONAS QUE CARECEN DE ÉL.
Si nos unieramos entre unos pocos o muchos y hicieramos lo posible por que este pueblo dispusiera de su propio suministro de electricidad, energía en general, conseguiríamos que el tercer mundo no siguiera siendo el tercer mundo y que no tuvieran que depender de nosotros para poder salir adelante.
ResponderEliminarComo con este proyecto de electricidad, existen otros como el de reforestación, deportivo, para los huérfano etc,etc.....podríamos lograr un gran avance.
No nos están pidiendo que les demos un sustento todos los días para que ellos puedan vivir si no que les enseñemos a tener una labor próspera con la cual la población pueda salir adelante.
Nosotros no proponemos darles peces a la mano si no darles las redes y la enseñanza de que hacer con ellas.