martes, 18 de octubre de 2011

"AYUDA INTERNACIONAL" Todo un conjunto de intereses.

En su libro “El odio a Occidente”, Jean Ziegler dice que “la guerra de Biafra ilustra de una manera paradigmática el desprecio que manifiesta Occidente hacia las poblaciones [del Sur]”.  Era allí por el año 60

Entonces el balance de la guerra fue de dos millones de muertos, millones de mutilados, cientos de ciudades y aldeas destruidas. Tras treinta meses de carnicerías, los dueños de Elf, de Shell y de BP se sentaron a negociar y el 12 de enero de 1970, en el lujosísimo hotel Crillon de la plaza de la Concorde de Paris, firmaron un acuerdo sobre el reparto del botín petrolero. Acto seguido enviaron un telegrama a Nigeria. Ese mismo día terminaba la guerra de Biafra.

Y la historia se repite y repite y repite, machaconamente de una y otra forma con los ejemplos que queramos, comparemos sino el trato recibido (económico) – Libia versus Sudan y por que?


Bajo el epígrafe de “ayuda internacional” o “ayuda al desarrollo”, normalmente, se engloba todo el dinero u otros medios tanto económicos, técnicos o militares proporcionados por un país a otro con el propósito de ayuda y reconstrucción, de rehabilitación económica o para la defensa mutua.

Occidente necesita los recursos naturales (coltan, hierro, uranio, petróleo, bauxita, oro, diamantes, pesca, madera, mano de obra barata…) que le permitan mantener su nivel de vida y para conseguirlos suele servirse, principalmente, de dos medios. El primero implica el uso de la violencia y se fundamenta en provocar guerras y revoluciones (como sucedió en Sierra Leona y ocurre en la actualidad el de la República Democrática del Congo) o intervenir directamente bajo la bandera de la ayuda humanitaria (caso de Costa de Marfil o Libia). El segundo es más pacífico y consiste en asegurarse gobiernos amigos que le permitan saquear las materias primas; para ello utiliza la ayuda internacional: proyectos de desarrollo que muchas veces no llegan a los beneficiarios (y se cierran los ojos, interesadamente, ante ello), imposición de sistemas económicos y de gobierno que favorecen el control del país por parte de las potencias extranjeras.

Con “ayuda internacional” nos referimos a todo un conjunto de intereses que, en algunos casos, poco tienen que ver con aliviar la pobreza o favorecer el desarrollo de los pueblos. También ilumina la realidad de que muchas veces esa ayuda no alcanza a los más necesitados.


El modelo vigente en la actualidad, es utilizado por los países occidentales para mantener a África donde está, para que no cambie nada y, así, seguir garantizando el acceso de gobiernos y compañías del Primer mundo a las materias primas que atesora el continente.

Además, esta convivencia con el sistema ha hecho que la mayoría de las ONG pierdan su capacidad de crítica y denuncia, porque nadie muerde la mano que le da de comer. Así, poco a poco, inconscientemente, guiadas por la buena voluntad de querer ayudar a los que más lo necesitan, se han ido convirtiendo en parte imprescindible del engranaje diseñado para someter y oprimir a África. Para lo cual, han tenido que traicionar muchos de sus principios y mirar hacia otro lado al toparse con las injusticias patrocinadas, en la mayoría de los casos, por sus propios donantes.

Todavía queda mucho camino por recorrer. Las ONG tienen que pensar menos en su supervivencia y en la preservación de sus privilegios y más en las necesidades reales de las gentes con las que trabajan, aunque ello suponga renunciar a muchas ayudas y subvenciones. La buena voluntad, por sí sola, no basta, hay que implicarse, de forma activa, en el cambio de las estructuras, tanto internas como externas, que oprimen y esclavizan al continente africano.

Lo que la saque a Africa, al tercer mundo de su situación actual, no se logrará sino con el establecimiento de un orden mundial más justo para todos, en el cual, los propios africanos, en este caso y no los que venimos de fuera, decidan qué papel quieren jugar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario