2000 millones
de personas, uno de cada tres que habitamos el planeta, viven sin servicios de
energía básicos como la electricidad que el resto de nosotros asumimos como
normales. Cada día tienen que satisfacer sus necesidades esenciales con fuentes
de energía sucias, caras y poco fiables, como lámparas de queroseno, velas y
leña. Estas fuentes de energía dañan la salud de las personas, acentúan el
ciclo de la pobreza, y contribuyen a la destrucción del medio ambiente. Esta
situación puede y debe cambiar.
Los países ricos industrializados deben reducir sus propias emisiones de gases de efecto invernadero, independientemente de si los otros lo hacen o no, liderando el camino con pasos grandes y rápidos; además es su obligación moral hacia la humanidad y el medio ambiente ya que son los mayores contaminadores. Al mismo tiempo, la tecnología de las energías renovables, tales como la energía solar, eólica y pequeña hidroeléctrica tienen el potencial para cubrir las necesidades de las personas más pobres del planeta a un precio asequible. Limpias, asequibles, y respetuosas con el medio ambiente local, estas tecnologías renovables tienen más versativilidad que las basadas en el uso de combustibles fósiles para cubrir las necesidades de las personas que viven en áreas aisladas de los países más pobres. La mejora de la calidad de vida de las personas no tiene porqué significar una intensificación del cambio climático.
Está demostrado que muchas tecnologías de
energía renovable ya se usan con gran éxito, pero que el potencial es muchísimo
mayor.
Obtener
energías renovables para 2000 millones de personas representa un reto muy
importante, pero es un reto que puede alcanzarse si se cuenta con la voluntad política
de que se haga realidad, como ya se ha indicado anteriormente.
No hay barreras técnicas, financieras ni
institucionales insuperables para conseguir este objetivo, pero requiere el
compromiso de la comunidad internacional para apoyar cambios en la financiación
y subvención de los sistemas energéticos.
El reto y su
objetivo ya se estableció en su momento durante la Cumbre Mundial
sobre Desarrollo Sostenible, en Johannesburgo (Sudáfrica) a finales de agosto
de 2002, para garantizar que se proporciona energía renovable a 2000 millones
de las personas más pobres del planeta en diez años.
Conseguir para
las personas la energía básica limpia y fiable que cubra necesidades esenciales
tales como agua limpia, centros de salud, calefacción y alumbrado estaría entre
de los problemas más acuciantes con los que se enfrenta hoy la humanidad.
Lo que nosotros damos por normal, no lo es para la inmensa mayoría de las personas y en el uso diario de la energía, tan habitual y familiar para nosotros, para quien no la puede “disfrutar”, abre la puerta a problemas, que quizás, nosotros ni nos planteamos, como son:
(en la foto Leve Leve, uno de los niños de la escuela de Kitgum, se iba a producir el "milagro", apretar un interruptor y tener luz)
Sin energía mecánica, estas tareas pasan
a consumir una enorme cantidad de tiempo, y convertirse en tareas prácticamente
agotadoras.
La dura realidad diaria de cientos de
millones de personas son unas fuentes de energía inapropiadas. Las consecuencias en la salud de las personas
y sus sustentos son demoledoras.
Parte del sistema de energía solar instalado en Glory Special Needs School de Kitgum (Uganda)
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