martes, 3 de enero de 2012

AFRICA, el oscuro futuro del continente negro


QUIERO TRAER A ESTE BLOG, EL SIGUIENTE ARTICULO, ECRITO POR QUIE A CONTINUACIÓN SE DETALLA Y AUSPICIADO POR LA UPM (UNIVERSIDAD AUTONOMA DE MADRID)

                                                                       Creo y considero que es un artículo que deberíamos hacernos recapacitar  "acerca de las causas que han llevado a África a la situación actual de pobreza, enfermedad y éxodo, así como intentar vislumbrar cuál es el futuro que cabe esperar"

Yo a nivel individual, aún intentando trabajar sobre el terreno y desde esta "parte del mundo", siempre he mostrado mi escepticismo, ante lo que hacemos y como lo hacemos, lo que hacen y como lo hacen las agencias hunmanitarias, las ong's, las agencias estatales de cooperación, todo ese mundo y submundo que mueve la "cooperación internacional".

Ya me he manifestado varias veces mi escepticismo sobre lo que hacemos, como lo hacemos y que realmente hay detrás de todo este "mundo" donde tantos "fondos" se mueven y tantos "fondos" genera, pero también creo que debe, tiene que haber un camino, una solución a este problema.

Escepticismo, no supone abandonar en mi caso o por lo menos de momento, pero abrazo la critica y la autocrítica antes que el "buenismo", el "mercantilismo" y demás conceptos, de los que quizás no este libre de auto inculpación, pero intento buscar una "salida".

Aquí os dejo el artículo.

África,el oscuro futuro del continente negro.

Ecología Humana

Junio 2009

Miguel Ángel Fernández Martínez


Cuando resuena en nuestros oídos el nombre de África, por lo general evoca imágenes

de majestuosos paisajes, animales extraños en libertad y pobreza. Mucha pobreza. Las
informaciones que recibimos en nuestros occidentales países del continente se suelen reducir
a los documentales de naturaleza de la televisión y a breves comentarios sobre las guerras que
se libran en él, con mareantes cifras de muertos y millones de dólares gastados en armas y en
infructuosos programas de erradicación de enfermedades. Son escasas, más bien inexistentes,
las referencias sobre las causas o los motivos que nos han llevado hasta la situación actual.
Lo que aquí se intenta hacer es reflexionar acerca de las causas que han llevado a
África a la situación actual de pobreza, enfermedad y éxodo, así como intentar vislumbrar cuál
es el futuro que cabe esperar. Por último se presenta los resultados de una encuesta realizada
a un grupo más o menos heterogéneo de la población acerca de nuestro conocimiento como
sociedad de la situación del continente y de la influencia actual de las grandes compañías que
actúan en la región.

Perspectiva histórica

Factores naturales como sequías o plagas pueden aumentar el hambre y la pobreza de
una región. Sin embargo las causas fundamentales del estado actual del continente africano
son resultado de las estructuras económicas y políticas que han dominado el territorio durante
décadas de desarrollo dependiente, desequilibrado y destructivo del ambiente. Echando la
vista atrás, la raíz principal de los problemas del continente africano parece claramente nacer a
finales del siglo XIX, entre los años 1884 y 1885. Fue en este bienio cuando los países más
poderosos del mundo, concretamente Estados Unidos, el Imperio Otomano y doce países
europeos, se “repartieron” África, de manera totalmente “legal”, gracias a la firma de la
Conferencia de Berlín, ya que en ésta se consideraron a sí mismos con derechos territoriales
exclusivos sobre el continente. A partir de ese momento, el racismo de los colonizadores fue
ampliamente utilizado para justificar sus acciones de jingoísmo y genocidio. Además,
científicamente se sentían respaldados por las teorías de la proclamada “mente más brillante
del siglo”, Charles Darwin, sobre todo las vertidas en “El Origen de las Especies” y en “El Origen
del Hombre”, de marcado tono sexista, racista y clasista, incluso para la época. El ejemplo más
llamativo de este
modus operandi fue, sin duda, la apropiación como territorio privado del
Estado Libre del Congo por parte de Leopoldo II de Bélgica, aunque también existieron otros
muchos, como son la conquista de la notable ciudad de Tombuctú en 1893 y la destrucción de
su cultura varias veces centenaria, la conquista y destrucción del Reino de Dahomey en 1894 o
 conquista de Madagascar en 1895 por Francia; la conquista y destrucción del Reino de Benín
en 1897 por Gran Bretaña; la apropiación por parte del empresario y mercenario británico
Cecil Rhodes de lo que a su muerte se llamaría Rhodesia; la Conferencia de Algeciras de 1906,
en la que las potencias europeas consideraron que Marruecos debía ser un "protectorado" de
España y Francia; o la matanza por inanición y envenenamiento del agua de las poblaciones
Herero y Namaqua en el Desierto del Namib, entre 1904 y 1907, por parte de los colonizadores
alemanes, considerado el primer genocidio de siglo XX.


Como ya citábamos anteriormente, no solo se realizaron atrocidades contra las
personas de manera directa, sino que cuando las potencias europeas aceleraron la
colonización de África en el siglo XIX eliminaron las mecánicas tradicionales de agricultura y
pastoreo, tales como la migración hacia zonas fértiles cada año (típico de pequeños grupos
familiares de Níger) o el descanso de las tierras, dejándolas en barbecho. Los colonos se
apoderaron de los mejores terrenos y sembraron variedades vegetales para la exportación a
sus patrias, relegando el cultivo de alimentos para la población a un plano más que secundario.
Esa agricultura de exportación provocó una destrucción masiva del ambiente, con desbrozos
de zonas selváticas y de matorrales, haciendo imposible una regeneración posterior de la
tierra. Los terrenos que desde el principio eran menos productivos o los que fueron perdiendo
capacidad fértil con el uso desmedido son los que los campesinos tenían disponibles para su
subsistencia.
Con este panorama de pobreza y hambre los campesinos, arruinados, se vieron
obligados a emigrar buscando trabajo en las nuevas ciudades superpobladas. Para el
capitalismo que empezaba a imperar en la zona ésto supuso una gran ganancia (mano de obra
barata) mientras que socialmente tuvo efectos desastrosos tales como epidemias o estallidos
sociales terriblemente reprimidos por los colonos. Un mecanismo de control de la población
fue la llamada política de “alimentos baratos”, que permitía, por un lado, pagar sueldos muy
bajos a los trabajadores (justificado por el margen de ganancia que había de mantenerse) y por
otro, mantener a raya las iniciativas privadas de los campesinos al presentarse poco incentivo
de mercado.
Un hecho que influyó muy negativamente en el desarrollo del continente fue la Guerra
Fría, que, desde finales de los años 60 del siglo pasado hasta el derrumbe de la Unión
Soviética, aumentó la rivalidad en África entre ésta y los Estados Unidos. Estas dos naciones
vendían armas a varios estados africanos “ya independizados” de los colonos y a grupos
insurgentes con dos propósitos: por un lado buscaban apuntalar sus gobiernos títeres contra el
clamor popular cada vez más plausible y por otro librar “guerras de sustitutos”, en las que
diferentes países y grupos armados pelearon como si de soviéticos y americanos se tratase.
Algunos ejemplos fueron las guerras de los 70 y los 80 en países como Etiopía, Somalia,
Mozambique o Angola, que destruyeron por igual vidas y zonas rurales de producción agrícola.
Las relaciones entre los estados poderosos occidentales y los “sustitutos” siguen teniendo
importantes implicaciones en la actualidad, como se referirá más adelante.
Tanto en la época álgida de la Guerra Fría como en las décadas siguientes fueron
bastante numerosos los préstamos de dinero por parte de países occidentales (generalmente
europeos) para programas de desarrollo, tales como la construcción de grandes presas,
estadios y proyectos de urbanización, que aumentaron el desequilibrio entre el nivel de avance
agrícola e industrial y permitieron extender en el tiempo un control extranjero de los estados
africanos. Un ejemplo es el uso que los Estados Unidos llevan haciendo de la ayuda alimenticia
como garrote desde los inicios de la Guerra Fría: en 1965 un memorando del Consejo Nacional
de Seguridad norteamericano rezaba que “la ayuda estadounidense debe usarse como arma
política, debiendo ir la mayor parte de ésta a nuestros amigos en África”. En resumen, los
“sustitutos” americanos en África reciben ayuda; los que no lo sean, merecen pasar hambre,
aunque no hay que olvidar que la ayuda humanitaria americana es de hecho una venta de
excedentes alimenticios, eso sí, a precios bajos.

La gran riqueza africana. La guerra del coltán


Pese a las conocidas ansias expansionistas de las naciones colonialistas del siglo XIX
parece un poco presuntuoso pensar que la intención de los mandatarios que organizaron las
invasiones era simplemente la de extender el imperio al que representaban. Más bien, y tal
como hemos visto en el apartado anterior, la gasolina principal que impulsaba el motor
colonialista era el lucro que buscaban los occidentales. Como dijo un sabio “habitar una tierra
llena de riquezas puede ser una condena para un pueblo”. Parece que la frase estuviese
basada en el territorio africano. Las riquezas naturales de las que consta el continente son tan
variadas como abundantes. Oro, cobre, diamantes, uranio, cobalto, marfil, estaño y maderas
preciosas son algunas de las principales materias primas que las grandes compañías sustraen
del territorio, desde Angola a Sudáfrica, a las que se suma la riqueza ecológica, uno de los
tesoros que había sido muy poco explorado hasta el momento, pero al que las compañías
farmacéuticas han echado el ojo.
Un caso aparte merece el coltán. El nombre de la roca procede de la abreviatura de
columbita y tantalita, minerales que contiene este tipo de roca. De estos minerales se extrae el
tantalio y el niobio, utilizados en distintas industrias de aparatos eléctricos, centrales atómicas,
misiles, fibra óptica y otros, aunque la mayor parte de la producción se destina a la elaboración
de condensadores y otras partes de los teléfonos móviles. Huelga decir la importancia
económica que todos estos elementos tienen en el mundo actual, resistiendo sus valores
bursátiles hasta las crisis más arduas como la iniciada en el año 2008. Es por ésto que su
extracción, producción y utilización industrial se salta todas las reglas éticas y también gran
parte de las administrativas. Generaciones enteras se pierden condenadas a trabajar a edades
en las que los niños de los países más ricos que el suyo van a la escuela o juegan con
videoconsolas que funcionan con los minerales que ellos arrancan del subsuelo.

El crecimiento de las aplicaciones del coltán trajo consigo una escalada de precios a
finales de los años 90, lo que hizo que todas las compañías con intereses fijaran sus miradas en
la República Democrática del Congo, país que posee el 80% de las reservas mundiales,
mayoritariamente en las provincias limítrofes fronterizas con Ruanda y Uganda,
“curiosamente” los más fieles aliados de Estados Unidos en la zona (unos de los “sustitutos” de
los que hablábamos antes), países invasores del Congo durante el conflicto y dos de los
mayores beneficiados tras el supuesto fin de la Guerra del Coltán. Este conflicto se inició en
agosto de 1998 y acabó oficialmente en 2003, llevándose consigo casi cuatro millones de
muertes, directa o indirectamente relacionadas, la mayor parte de ellas en las provincias que
antes nombrábamos. Hubo momentos durante el conflicto en los que hasta seis facciones
luchaban todos contra todos, destrozando las cosechas y atrayendo hacia sus enormes brazos
a millones de personas que encontraban en la guerra su única manera de subsistencia. Al
finalizar el conflicto numerosos informes de ONGs o de la propia ONU iban saliendo a la luz con
acusaciones directas a Ruanda y Uganda, según los cuáles dichos países habrían ganado unos
191 y 6,2 millones de dólares respectivamente con el expolio del coltán del Congo. Junto con
las cifras de las ganancias los informes presentaban una lista negra con 34 empresas privadas,
27 de las cuáles eran occidentales, relacionadas con la exportación del coltán “manchado” por
la guerra. Quienes estaban detrás de la guerra y la explotación del coltán eran eficientes
ministros, generales y políticos. Sin embargo, tras la publicación de todos los informes
anteriores, numerosos países occidentales siguieron ayudando a Ruanda y Uganda, tanto
militarmente como con cuantiosas ayudas al desarrollo, lo cuál llama la atención puesto que
parece extraño que dichos países africanos necesitaran dinero para su propio desarrollo y sin
embargo si poseyeran los suficientes recursos para invadir a un país vecino. Al menos parece
plantarse la pregunta de quién está realmente detrás del conflicto.



Los intereses actuales de las grandes compañías en África. Las
farmacéuticas


Aunque cabría esperar que con los procesos de independencia de los países africanos
la dominación por parte de los occidentales hubiera acabado, nada más lejos de la realidad.
Bien es cierto que ahora no hay gobernantes extranjeros que actúen como virreyes
medievales, pero el control sigue existiendo, eso si, de una manera más sutil. La globalización
económica es un agente de control muy poderoso y mucho más sigiloso que las invasiones y
las mecánicas coloniales a la antigua usanza. Con golpes de estado financiados tanto por
empresas privadas con intereses en el territorio como por gobiernos occidentales que
defienden a las transnacionales con sedes en sus países, occidente sigue ejerciendo de yugo
sobre África, con la diferencia de que ahora las cabezas visibles tienen apellidos que acaban en
vocales cerradas de difícil pronunciación y no en “shon” o en “ème”.
Con el conocimiento de este panorama, las empresas más poderosas del mundo no
desaprovechan la oportunidad de pegarle un bocado al jugoso pastel africano. Un caso que ha
llegado a los oídos occidentales casi como un ejemplo de altruismo desmedido es la
recuperación por parte de la Fundación Bill y Melinda Gates de la Revolución Verde de la
Fundación Rockefeller, apoyada incluso por la FAO. La estructura de funcionamiento es
bastante simple: el señor de Microsoft pone el dinero y los responsables de Rockefeller
controlan los movimientos y son los principales beneficiarios. El proceso de reedición de la
Revolución Verde surge después del fracaso que cosechó en el continente en los años 50 del
siglo XX, donde se intentó imponer como contrapunto a la revolución comunista roja que
recorría las zonas rurales de gran parte de Asia, América Latina y África. Vemos pues que su
origen no perseguía acabar con el hambre de las zonas más empobrecidas, sino combatir el
comunismo allá donde surgiera; el apoyo del gobierno estadounidense se presupone.
Generalmente se describe a la Revolución como un proyecto de desarrollo agrícola fundado en
el mejoramiento de nuevas variedades vegetales que responden mejor a los fertilizantes, los
agroquímicos y el riego. Según sus impulsores, se salvaron numerosas vidas al incrementar la
productividad de los cultivos allá donde logró imponerse; sus críticos señalan el efecto
devastador que tuvo para la población campesina y para el medio ambiente, ya que es
dependiente del derroche de agua y del empleo abundante de productos sintéticos,
provocando la erosión y degradación del suelo y la consiguiente destrucción de la
productividad agrícola del continente. Nadie, sin embargo, niega que generó un inmenso
mercado mundial para las grandes empresas semilleras, de plaguicidas y de fertilizantes,
mercados éstos que curiosamente están dominados por empresas del grupo Rockefeller y
afines, como Monsanto. Todo esto se debe a que las supuestas mejoras que ofrecen estas
compañías se imponen en los cultivos “a la fuerza”; eso sí, nada es gratis. Siguen la doctrina del
“si no quieres sopa, toma dos platos”: te imponemos nuestros productos y encima te
obligaremos a que nos pagues por ello. En palabras del propio Gates: “Melinda y yo también
vemos motivos de esperanza –científicos africanos en mejoramiento vegetal desarrollando
cultivos de más alto rendimiento, empresarios africanos creando empresas semilleras para que
éstas lleguen a manos de los pequeños agricultores, y gestores agrarios que proveen mejores
insumos y prácticas mejoradas de manejo agrícola y gestión”. Los agricultores son vistos como
un nuevo mercado a alcanzar, no como el objetivo de la ayuda. Una coincidencia que al menos
parece llamativa es el hecho de que uno de los países más beneficiados tanto por las
Fundaciones de Gates y Rockefeller como por otras americanas y japonesas haya sido Ruanda,
país que invadió el Congo y se enriqueció muchísimo a costa del coltán expoliado. ¿Tendrá algo
que ver que estos dos países sean los máximos productores de aparatos tecnológicos que
requieren de los minerales de la roca para su correcto funcionamiento?
Pese a que para las grandes fundaciones y empresas transnacionales sea un problema
menor, tampoco tenemos que olvidar que la supuesta mejora de la producción agrícola traerá
consigo un incremento de los ingresos y una subsiguiente polarización socioeconómica
creciente, con el empobrecimiento aún mayor del medio rural y urbano. Mención aparte
merecen las consecuencias que puede tener el Cambio Climático en todo ésto. Si reducimos la
diversidad de las especies cultivables a solo aquellas que son más productivas en las
condiciones planetarias actuales, un mínimo cambio de éstas comprometerá muy mucho la
viabilidad de los cultivos, al haber reducido artificialmente la variabilidad genética de las
poblaciones que permitiera una adaptación al medio cambiante.
Existen numerosísimos ejemplos de prácticas cuanto menos cuestionables de grandes
empresas sobre el territorio africano. Compañías petrolíferas que contaminan el aire de zonas
superpobladas, empresas de seguridad privada que suministran servicios de carácter policial o
militar sirviendo a los estados más poderosos a mantener bajo control zonas ricas en recursos
o las más nuevas empresas chinas que traen su propia mano de obra aumentando aún más los
problemas del continente son algunos de ellos. Detrás de muchas de estas empresas se
encuentran nombres que luego aparecen delante de grandes proyectos de ayuda, quizá para
limpiar las conciencias, quizá para limpiar el dinero obtenido. O quizá es que no sean proyectos
tan desinteresados como cabría esperar. El que un presidente de una gran compañía aparezca
en la lista de los principales benefactores de los países pobres da prestigio. Y uno de los casos
que podríamos citar tiene como protagonista al propio Bill Gates. Su fundación apoya
campañas de vacunación contra la polio y el sarampión en zonas donde una planta petrolífera
de la que tiene participaciones la fundación anteriormente citada, entre otros, arroja a la
atmósfera humo y hollín. Claro que la vacunación no es precisamente un acto de buena fe
desinteresada por parte de los laboratorios que las fabrican.
Son tremendos los rumores que surgen cuando se habla de las compañías
farmacéuticas y el Tercer Mundo. Los problemas reales surgen cuando los rumores se
convierten en datos fundamentados y documentados. Las actuaciones de dichas compañías
rozan lo inexplicable, puesto que comercian con la posibilidad de salvar vidas, matando en pos
de salvar solo aquellas que les resultan “rentables”. Una de las actuaciones de las mismas se
centra en los ensayos clínicos. Resultaría lógico que si la mayoría de los laboratorios
farmacéuticos se encuentran en los países ricos, los ensayos se realizaran también dentro de
sus fronteras. Sin embargo, al igual que en otros sectores productivos, la deslocalización es una
tendencia común. Lo que sucede es que parece que la deslocalización en cuestiones
farmacéuticas se debe a las menores restricciones a los ensayos en los países del Tercer
Mundo. Cuando se inicia el desarrollo de un medicamento, la empresa posee la patente en
exclusiva durante veinte años, por lo que cuanto más rápida sea su comercialización más
tiempo poseerá el laboratorio para su enriquecimiento. Pese a que los ensayos han de superar
numerosos trámites incluso en éstos países, no siempre las trabas impuestas son tan efectivas
como cabría esperar. Así, prácticas cuanto menos cuestionables son llevadas a cabo por los
laboratorios. Y la razón de porqué siguen estando presentes la tenemos en una presión de la
propia población que sirve para los experimentos, ya que los habitantes de los países más
pobres acuden al hospital para recibir una atención sanitaria mínima de la que carecerían sino
se prestaran a la experimentación. Así funciona el trato de las todopoderosas transnacionales
del medicamento con los estados subdesarrollados o en vías de desarrollo. Uno de los
ejemplos lo tenemos en los hechos que inspiraron el libro “El jardinero fiel”: en 1996 Nigeria
estaba sufriendo una epidemia de meningitis que afectó a miles de personas. En ese ambiente
Pfizer acometió un ensayo clínico en niños de un nuevo antibiótico que estaba en la última
fase de desarrollo sin el consentimiento informado escrito de los voluntarios, manipulando
datos y pasando por alto la autorización del comité ético nigeriano y del hospital donde se
hicieron los ensayos. El ensayo se saldó con la muerte de once niños y graves malformaciones
físicas y mentales en otros doscientos.
Otra perla de las grandes compañías farmacéuticas es la guerra que están librando
contra los medicamentos genéricos, llegando incluso a entrar en contenciosos judiciales con
gobiernos como el de Sudáfrica por sus leyes antisida. Salvar vidas parece no ser el objetivo
empresarial que buscan, después de todo.

¿Cuánto conocemos acerca de las grandes compañías que actúan en África?
Después de plantear aquí las causas de la actual situación africana, así como las formas
y los fines que persiguen las empresas transnacionales/fundaciones en el continente se
plantea la idea de cuánta información llega hasta los habitantes de un país del “Primer
Mundo” como es el nuestro. Para evaluar tal hecho se propuso a un grupo de la población
responder a una sencilla encuesta. A continuación la presentamos, con datos acerca de cuales
fueron las frecuencias de las respuestas.

¿Cómo calificarías la situación actual del continente africano?
81% Pésima 19% Regular 0% Normal 0% Buena
0% Muy buena

¿Quién consideras que es el mayor responsable de esta situación?
57% Gobiernos africanos 35% Gobiernos extranjeros 4% Multinacionales
2% Colonialismo 2% Nivel de riqueza natural
¿Consideras que a alguien le beneficia esta situación? Si es así, ¿a quién?
Una mayor parte de los encuestados respondió que las Multinacionales y los gobiernos
extranjeros son los mayores beneficiarios
¿Conoces alguna fundación internacional que tenga programas en África?
Aunque el desconocimiento era general, algún encuestado citó a Bill Gates mientras
que otros (no muy numerosos) refirieron nombres de ONGs.
¿Qué opinión te merecen este tipo de fundaciones?
6% Pésima 39% Regular 15% Normal 25% Buena
15% Muy buena
¿En qué país del continente piensas que existe una mayor intervención extranjera?
Aquí las respuestas fueron dispares, nombrándose casi todos los países del continente.
Los más repetidos fueron el Congo, Sudán y Etiopía.
¿Cuánta verdad le otorgas a la idea de que el SIDA se originó en el continente por
una mala actuación de un laboratorio farmacéutico?
14% Ninguna 57% Ni mucha ni poca 10% Alguna
19% Totalmente cierto
¿Qué compañías farmacéuticas conoces?
Las más citadas fueron Bayer y Roche, aunque un gran número de los encuestados se
declaró ignorante en este sentido.

¿Qué opinión te merece la actuación de estas compañías, en especial en África?
57% Pésima 43% Regular 0% Normal 0% Buena
0% Muy buena
¿Consideras correcta la política que siguen estas compañías?
La respuesta mayoritaria (por no decir unánime) fue de un no rotundo.

Por último, ¿Cómo crees que es la información que dan los medios de comunicación
sobre el continente africano?
52% Escasa y poco verosímil 5% Escasa pero cierta 43% Podría ser mayor y mejor
0% Es abundante pero manipulada 0% Es abundante y buena
El grupo poblacional encuestado ascendió a 48 personas, 23 hombres y 25 mujeres, de
edades comprendidas entre los 19 y los 72 años, siendo la franja de edad de entre 22 y 35 la
más representada. Los porcentajes de los resultados han sido redondeados para hacer más
fácilmente comprensible la información.
Conclusiones
Como hemos visto a lo largo de éste trabajo, el continente africano lleva siendo
manipulado y explotado por parte de las naciones occidentales desde hace casi 200 años.
Dependiendo del contexto internacional de la época, la sobreutilización de los terrenos era
llevada a cabo de uno modo u otro. Empezado por las primeras colonias europeas y acabando
por las actuales fundaciones de poderosos empresarios, África siempre ha sido maltratada
mientras se le vendía la idea de que lo que en realidad estaba haciendo era avanzar,
desarrollarse, “occidentalizarse”. Mientras que en el pasado los expoliadores tenían nombres y
apellidos claramente reconocibles, en la actualidad, aunque los peleles siguen siendo visibles,
los verdaderos titiriteros están fresquitos a la sombra mientras un sol de justicia acaba con
toda forma de vida africana. La sombra de la que hablamos la brindan supuestas buenas obras,
tales como programas de aumento de la producción agrícola o de vacunación contra
enfermedades. El lucro oculto no es nuevo. Ni lo será en un futuro, al menos en un futuro
cercano. No hemos hablado de terribles sucesos como el Apartheid de Sudáfrica ni de la
explosión y actual epidemia de VIH que sufre el continente. Éstas son otras historias que nos
llevarían mucho más tiempo y más lágrimas que las que se han vertido aquí para dar esta
visión general de los problemas que acucian el territorio. ¿Cuál sería la solución? ¿Quién
debería ser el siguiente en dar un paso adelante? Bajo los datos obtenidos de la encuesta,
parece que los españoles estamos sensibilizados acerca del tema. Si el resto de países
desarrollados no lo está, es nuestro deber informarles, así como es nuestro deber combatir las
injusticias que ante nosotros tenemos, siempre de la manera que cada uno considere más
correcta. África es la cuna de la humanidad; debemos impedir que sea también la tumba.

ARTÍCULOS CONSULTADOS

“El racismo del colonialismo europeo en los siglos XIX y XX”

“Colonialismo, neocolonialismo y la hambruna en África” de Raymond Lotta,
publicado en revcom.us


“África: peligra su riqueza ecológica” de Hedelberto López Blanch, publicado
en Rebelión.

“¿Otra receta mágica para África?” publicado por el Instituto Argentino para el
desarrollo Económico.


“El coltán y la guerra del Congo” de Juan Carlos Tomasi, de Médicos sin
Fronteras.


“Coltán, el regalo envenenado de Congo” de Oriol Güell.

“El Boom de la minería: ¿Ventaja para África?” de Charles Abugre Thomas
Akabzaa, publicado por la BBC.


“Chinos en África: por una oportunidad” de Matías Zibell, publicado por la BBC.

“Empresas de seguridad privada y colonialismo posmoderno en África”
publicado por UJI.

“La caridad de los ricos de EE.UU.” de J. M. Calvo, publicado por El Economista.


“Nubarrones sobre las buenas obras de la Fundación Gates” de Charles Piller,
Edmund Sanders y Robyn Dixon, publicado por el Instituto Argentino para el
desarrollo Económico.

“Los ensayos de la polémica” de Ahinoa Iriberri
“¿Es sólo ficción ‘El Jardinero Fiel’? África pone a las farmacéuticas en el punto
de mira” de Juan Marqués.

“Farmacéuticas” de Stephen SACEUR

“África, donde las multinacionales farmacéuticas experimentan y matan”
publicado por El Economista.

“Los crímenes de las grandes compañías farmacéuticas” publicado por
solidaridad.net.

2 comentarios:

  1. Miguel Ángel Fernández1 de febrero de 2012, 12:11

    Saludos!!

    Soy el autor de este artículo y me alegra mucho haberlo encontrado al hacer una búsqueda casual en Internet.

    Espero que os haya gustado y que vuestro blog tenga la notoriedad que se merece.

    Un Abrazo

    Miguel Ángel

    ResponderEliminar
  2. Hola Miguel Angel, me lo pasó una amiga y me pareció muy interesante bien escrito y documentado................para que hacer algo parecido?, por eso lo "colgue".
    Te aseguro que ha tenido muchas "entradas".
    Gracias y un abrazo para tí también

    ResponderEliminar