Francisco Moreno , daba clases de gestión de empresas en la Universidad de Segovia y un máster de Fiscalidad Internacional en la Complutense. Directamente lo ha dejado todo para vivir con un millón y medio de nómadas en la región más calurosa, y una de las más pobres, del planeta.
Desde hace dos años vive en la región etíope de Afar, cavando pozos y construyendo hospitales y escuelas con Amigos de Silva, por la virgen homónima de Leganés.
Desde hace dos años vive en la región etíope de Afar, cavando pozos y construyendo hospitales y escuelas con Amigos de Silva, por la virgen homónima de Leganés.
—¿Cómo se pasa de dar másters de fiscalidad internacional en la Complutense a vivir a 50º en la región más calurosa del mundo?
—Cuando ya llevaba 10 años ejerciendo como abogado en Madrid con despacho propio empecé a colaborar con las monjas de Madre Teresa de Calcuta en Etiopía.
—¿Iba personalmente?
—Cada verano. Hasta que nos dimos cuenta de que con una ONG podríamos comprar medicinas a precio hospitalario. Desde entonces vivo allí.
—¿Qué es Afar?
—Una zona desértica mayor que Andalucía al noreste del país, 300 metros bajo el nivel del mar.
—¿Por qué eligió Afar?
—Porque era la más pobre. No tienen nada. Ni ninguna ONG quiere ir allí. Estamos solos.—¿Y vosotros cuántos sois?
—Tres fijos, dos de Cantabria y yo, más voluntarios temporales.
—¿Tiene la sensación de haber cambiado su vida para siempre o de que esa experiencia existencial está a punto de terminar?
—He cambiado mi vida para siempre. Estoy convencido.
—¿Cómo puede estar tan seguro?
—Porque en Madrid los clientes del despacho ya los lleva mi hermano y cuando me cuenta peleas y cotilleos, me parece otro mundo.
—¿Es el único argumento?
—Por otra parte también veo como en Afar la rentabilidad humana es brutal.
—¿Qué nuevo concepto es ése de «rentabilidad humana»?
—Como yo vengo de empresa he aprendido a gestionar los pocos recursos que tenemos para llegar al máximo número de gente posible. Y con nada se llega a muchísima gente.
—Me está hablando en términos empresariales.
—Es que todo lo que he aprendido de derecho y administración lo aplico en el día a día con la administración etíope.Y elevado a la décima potencia.
—¿La gestión empresarial es necesaria en una ONG?
—Es imprescindible. Te da una visión extra que no tiene el cooperante habitual.
—Pues hablemos en cifras.
—La nueva sala de partos de Dupti está teniendo una ocupación del 200%.—Entiendo.
—Con un solo euro medicamos una persona durante todo el tratamiento.
—¿Empresarialmente sería un milagro?
—Eso es. Y con 40.000 euros hemos completado una farmacia hospitalaria que distribuye fármacos gratis.
—Más rentabilidad humana.
—La salud bucodental. Nuestros odontólogos sacaron en sólo cuatro días tantas muelas enfermas como el hospital regional en todo un año.
—Más.
—Trabajamos en la reconstrucción del único hospital con 80 camas de Asayta que hay para millón y medio de personas. Es lo mas caro.
—¿Lucháis contra el hambre?
—Vamos personalmente a las aldeas para dar harina vitaminada con azúcar y soja. El problema es que ahora el biocombustible ha encarecido mucho la soja.
—¿Sida?
—Suministramos las medicinas que faltan a los infectados. Si conviene uno a uno y a domicilio.
—Ya estáis perforando el tercer pozo de agua.
—Con un poco de suerte habremos perforado seis en dos meses. Estoy contento porque hemos conseguido rebajar mucho el presupuesto.
—¿Educación?
—Ibamos a restaurar la escuela de Bokayitu, pero una tormenta de arena la ha derrumbado entera y tendremos que construirla de cero. A ver si lo conseguimos en 5-6 meses «tiempo africano».
-Vuestros esponsors son «La Caixa», Telefónica...
—Nos apoyamos mucho en la empresa privada.
—O sea que los 1.500 euros de Som-hi son un granito de arena.
—Son una ayuda enorme porque allí con 20 euros alimentamos toda una familia durante un mes.
—En su blog, www.amigosdesilva.blogspot.com desdramatiza la situación.
—Es que allí el día a día es tremendo, sobre todo con la burocracia. Si no le echas un poco de humor...
—¿Cómo le ven ellos?
—Primero como un blanco con dinero. Luego te aprecian muchísimo.
—¿Lo sabe o lo imagina?
—Lo sé. Cuando voy a Addis Abeba me llaman para saber si estoy bien. Dicen que como no tengo allí familia, se preocupan ellos por mí. Eso anima muchísimo.—¿Aquello ya es su casa?
—A mi madre le diría que no (ríe), pero la verdad es que... me siento en casa en los dos sitios.
Francisco comparto contigo casi al 100%.
ResponderEliminarHay un mínimo margen que no me permite llegar al 100%.
Pues yo antes me dedicaba al trabajo social, me sentia bien, haciendo el trabajo de ayuda humanitaria, pero ahora me dedico a la vida empresarial si le quieres llamar, soy abogado y asesor fiscal.
Aun no encuentro el equilibro perfecto, para sentirme como tú.
Suerte en esta misión!!!!!!!!!!!
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